Modernización y Gobierno Digital

Las TIC´s juegan un papel fundamental en la modernización de las Administraciones Públicas, pero solo cuando son entendidas como parte de una aproximación integral a los problemas.

Modernización y Gobierno Electrónico

La brutal crisis que en los últimos años se ha ceñido sobre la práctica totalidad de los países del mundo, ha provocado que se lleven a cabo múltiples reformas en los más variados ámbitos, pero quizás añoremos en todas partes que no se haya efectuado, o no se haya hecho con la intensidad debida, una verdadera reforma en profundidad en sentido tecnológico de los Gobiernos y Administraciones Públicas.

Las más de las veces encontramos meras medidas dispersas y puntuales que, en su conjunto, revelan la renuncia a superar de una vez por todas la forma de funcionamiento decimonónica de las Administraciones Públicas, sustituyéndola desde su base por un nuevo modelo de gobernanza y una nueva forma de basar la toma de decisiones.

Esto último solamente sería posible desde un replanteamiento global orientado a la simplificación de los procedimientos y del resto de herramientas. El laberinto legislativo y reglamentario en el que nos encontramos, con cambios continuos de todas las reglas en los niveles supraestatal, federal, estatal, provincial o municipal, es insostenible. El esfuerzo de adaptación permanente de ciudadanos y empresas, y hasta de las propias Administraciones, a cambios continuos, produce una sangría de recursos insoportable. Y la proliferación de herramientas solapadas, para atender esos cambios, es otra fuente de despilfarro, tanto a nivel de eficiencia como a nivel presupuestario. Otro tanto sucede con el tejido de la administración institucional que, aunque pueda haber sido objeto de medidas de naturaleza superficial, se encuentra aún huérfana de una reforma integral con un planteamiento de un nuevo modelo asumible desde el punto de vista de la eficiencia y del coste.

Parece claro que el Siglo XXI discurre por la senda digital, con la tecnología como locomotora del crecimiento y palanca para incrementar la competitividad y la eficiencia. Pero la mayor parte de los Gobiernos viven de espaldas a la tecnología, ahogados en el mundo del papel, alejados de una ciudadanía que progresivamente ha abandonado ese mundo de papel y de gestiones presenciales en el que funcionarios, profesionales, corporaciones e intermediarios proliferan y obtienen ventajas. Seguimos con procedimientos anclados en el mundo de la ventanilla, el sello, la estampilla, la póliza y el impreso, mientras la mayoría de la población usa la Banca on line, compra y vende en portales especializados, lee libros digitales, juega en consolas, descarga contenidos, gestiona facturas electrónicas, busca novia o simplemente se relaciona en redes sociales, reserva sus viajes, hoteles y seguros por Internet…

En definitiva, en los ámbitos privados y empresariales, el modelo de conducta digital ha sustituido ya al modelo de papel y presencial. Pero en nuestros Gobiernos aún se mantiene de forma generalizada el antiguo modelo, a pesar de algunas significativas incursiones en el modelo digital, especialmente en aquellos sectores que se encuentran orientados a resultados o simplemente mejor gestionados.

No es que los Gobiernos vivan completamente de espaldas a la tecnología o la ignoren, sino que simplemente la usan inadecuadamente en un modelo deficiente de gobernanza.

Los Gobiernos cuentan con grandes sistemas de información, pero parten de una problemática que a veces parece insuperable: las aplicaciones existentes son obsoletas, fragmentarias, no interconectadas entre sí, no comparten modelos de datos, almacenan datos en muchos casos completamente inconsistentes, no están completamente implementadas en el conjunto de áreas o dependencias afectadas, impiden ejercer el debido control y la explotación estadística de los indicadores, se encuentran orientadas fundamentalmente a la tramitación en papel, no cubren todas las necesidades actuales de los servicios públicos tanto a nivel de funcionalidades como a nivel de volumen, tienen una extraordinaria dependencia de los servicios horizontales prestados por otras dependencias administrativas, carecen de flexibilidad para atender los catálogos de servicios y son altamente mejorables en materia de interoperabilidad.
La organización tecnológica de nuestros sectores públicos es compleja y heterogénea, con un elevado grado de atomización y un alto nivel de independencia a la hora de prestar sus servicios, con muchas unidades TIC sin haber alcanzado el tamaño necesario para aprovechar las ventajas derivadas de las economías de escala, en un modelo de organización «en isla» con las ineficiencias que ello conlleva, sin una estrategia y visión unificada que facilite la optimización de los recursos y el ahorro de costes.

Ha sido usual en décadas pasadas hablar sobre la falta de compatibilidad en las herramientas tecnológicas usadas en el sector público: las diferencias entre los proveedores de hardware y software hacían que los sistemas de información de las Administraciones se relacionaran e interconectaran con extrema dificultad cuando no llegaban incluso al punto de ser directamente incompatibles.
Pero alcanzado un grado de evolución tecnológica en el que la potencial conectividad de sistemas diferentes ha sido superada a costes asumibles, las preguntas que debemos hacernos son otras:

¿CUÁNTOS SISTEMAS DE INFORMACIÓN DUPLICADOS HAY EN NUESTROS GOBIERNOS Y ADMINISTRACIONES? ¿CUÁNTAS UNIDADES TIC (TECNOLOGÍA DE LA INFORMACIÓN Y COMUNICACIONES)? ¿CUÁNTAS AUTORIDADES DE CERTIFICACIÓN DE FIRMA ELECTRÓNICA? ¿CUÁNTOS SISTEMAS DE SELLADO ELECTRÓNICO DE TIEMPO? ¿CUÁNTOS SISTEMAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA? ¿CUÁNTOS SISTEMAS INFORMÁTICOS DE ENTRADA? ¿CUÁNTOS GESTORES INFORMÁTICOS DE EXPEDIENTE ELECTRÓNICO? ¿CUÁNTOS SISTEMAS DE EXPEDICIÓN DE CERTIFICACIONES ELECTRÓNICAS? ¿CUÁNTOS PORTALES DE INFORMACIÓN AL CIUDADANO? Y, LO MÁS IMPORTANTE CON ENORME DIFERENCIA SOBRE CUALQUIER OTRA CONSIDERACIÓN: ¿CUÁNTOS MODELOS DE DATOS?

Las TIC´s juegan un papel fundamental en la modernización de las Administraciones Públicas, pero solo cuando son entendidas como parte de una aproximación integral a los problemas. Reestructuración organizativa, reingeniería de los procesos, adecuación del marco regulatorio, gestión del cambio… Todas estas tareas deben estar en el núcleo de cualquier proyecto tecnológico. La mera aplicación de las TIC no produce resultados si no se encuadran en un proceso integral de modernización. La tecnología acelera la circulación de información, pero si la información es inconsistente, la aplicación de tecnología sólo conseguirá incrementar la desinformación.

Por si la cuestión no está expuesta con la suficiente claridad, pensemos si nos parece razonable que una farmacia fabrique sus propias aspirinas. Evidentemente es mejor dejar que las aspirinas las fabrique la industria privada farmacéutica y las ponga a disposición de las farmacias. Pero es igualmente evidente, que nuestros Gobiernos deben velar por la calidad, homogeneidad y condiciones de disponibilidad de las aspirinas que sean necesarias. En el caso de las TIC´s ocurre exactamente igual. El Gobierno debería siempre externalizar la provisión de servicios TIC´s y ocuparse de vigilar diseños, análisis, niveles de prestación de servicios, seguridad, disponibilidad y consistencia de los planes de contingencia, centrando sus mayores esfuerzos en poner el foco en la simplificación administrativa, en la usabilidad por los ciudadanos, en la gestión del cambio y en la ciberseguridad.

Javier de Angulo Rodríguez
Registrador de la Propiedad
Sta. Lucía de Tirajana (Gran Canaria)
España

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