Hace pocos días leía un artículo en el blog del think tank internacional más prestigioso de España, el Real Instituto Elcano http://bit.ly/1S3GPN6 en el que se abordaba la cooperación como vía para ganar tamaño de cara a la internacionalización, como fórmula para adquirir el músculo necesario, vía ampliación de la oferta, vía mejora de la capacidad de negociación, y vía para reducir costes.

Son una realidad: desde hace unos años: los mercados electrónicos presentan para las empresas un universo de posibilidades, un magnífico escaparate para mostrarse al mundo y conseguir nuevos proveedores, nuevos compradores y mayores ventas.

En el anterior post sobre esta serie de dos capítulos comentábamos que las propias características conceptuales de las empresas born global obligaban a poner en solfa los métodos tradicionales de internacionalización empresarial, al menos en dos características clave: la necesaria experiencia secuencial y las herramientas de planificación basadas en planes país.

El término no es actual, pues ya se analizaba teóricamente a finales de los 90, pero el reciente auge del emprendimiento en España empieza a ponerlo de moda: hablamos de las 'born global', las empresas que, desde que nacen, tienen una fuerte orientación internacional.

Todos los gobiernos españoles de la democracia han dedicado esfuerzos (actividades y recursos) para mejorar la "marca España", la imagen que de nuestro país se tiene en el resto del mundo. Según han ido pasando los gobiernos y los años, este esfuerzo ha ido creciendo, y para el reciente Gobierno Rajoy también ha estado siendo una obsesión, con el ministro de Asuntos Exteriores como gran valedor.

Hace unos meses citábamos en este blog los 10 errores más habituales que suelen cometer las empresas en su salida al exterior en el proceso de internacionalización, en sus inicios. De dichos errores -de no cometerlos- podríamos extraer, en consecuencia, 10 virtudes o valores positivos que debería tener o asegurarse una empresa para plantearse una internacionalización con éxito.

Dadas las dificultades del entorno económico y laboral español, las empresas están optando más abiertamente por la internacionalización, mediante opciones de salida al exterior de mayor implicación, ya que la inversión en el exterior ofrece mayores garantías de retorno.

Entre las decisiones que debe afrontar la empresa en sus implantaciones en el exterior, una de las más importantes es qué tipo de personal contrata, si personal local o personal de la matriz que desplaza a las nuevas sedes.

Hace unos pocos días comentábamos los primeros pasos del Gobierno Peña Nieto y la firma entre todos los partidos políticos mexicanos del Pacto por México, un paquete de 95 medidas de diversa índole con el objetivo -entre otros- de crecer por encima del 5%. Si se mantiene ese consenso entre las distintas fuerzas políticas, México se halla ante una gran oportunidad.

Han pasado ya 5 meses desde la votación que alzó de nuevo al PRI y a su candidato Enrique Peña Nieto como nuevo presidente de los Estados Unidos Mexicanos, nombre oficial de México, pero no ha sido hasta el pasado fin de semana cuando la proclamación y el traspaso de poderes ha tenido lugar.

El año 2010 lleva consumidos un par de meses y las perspectivas generales de la economía española siguen siendo inquietantes. Son ya dos años de crisis severa y, dejando aparte sus causas y algunas de sus múltiples consecuencias, una de estas últimas sobrevuela sobre los estrategas de desarrollo comercial de las empresas: "no hay mercado". Parece que la inmovilidad es absoluta en cuanto a pedidos, contratos o licitaciones, y el esfuerzo público por mantener la demanda nacional parece estar llegando a su fin, o la deuda nos comerá.

Ante esta disyuntiva, ¿qué se puede hacer?